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15 de septiembre de 2025

Revelan que más de 18.000 militares solicitaron la baja del Ejército y la Armada

El jefe de Gabinete presentó ante el Congreso datos que evidencian dificultades en la estructura militar, incluyendo retrasos salariales, problemas en la cobertura de salud y limitaciones en el equipamiento.

Desde la asunción de Javier Milei en diciembre de 2023, las Fuerzas Armadas argentinas registraron la salida de 18.659 militares, según el informe presentado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ante la Cámara de Diputados. Del total, 840 eran oficiales, 2.398 suboficiales y 15.421 soldados voluntarios, con la mayor concentración de bajas en el Ejército y entre quienes prestan servicio militares voluntario.

El informe detalla que de los 18.659 efectivos que dejaron las filas, 14.614 pertenecían al Ejército, 2.971 a la Fuerza Aérea y 1.074 a la Armada. Actualmente, las Fuerzas Armadas cuentan con un plantel aproximado de 83.000 militares desplegados en todo el país.

Las fuentes consultadas atribuyen estas bajas a la combinación de retrasos salariales, falta de incentivos profesionales y condiciones de trabajo limitadas. La situación es particularmente sensible entre los soldados voluntarios, que tienen contratos de dos a cuatro años y, al finalizar, pueden optar por continuar en las fuerzas regulares o abandonar el servicio. Desde diciembre de 2023, 12.866 soldados voluntarios solicitaron la baja, principalmente en ciudades como Buenos Aires y Córdoba, donde las oportunidades laborales en el sector privado y en fuerzas locales ofrecen remuneraciones superiores y mejores condiciones.

El sistema de salud de las Fuerzas Armadas, a través del Instituto Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), enfrenta una deuda acumulada de $210.000 millones, lo que impacta en la cobertura sanitaria de los efectivos. Según fuentes castrenses, esto constituye un factor adicional que influye en la decisión de solicitar la baja.

Crisis en IOSFA, la obra social de las Fuerzas Armadas

Los salarios también constituyen un punto crítico. Mientras un capitán y un teniente de navío perciben cerca de $1.100.000, los oficiales de menor rango reciben entre $806.000 y $889.000, y los suboficiales oscilan entre $765.000 y $853.000, cifras que en algunos casos no cubren los costos de vida de una familia tipo, según los últimos datos del Indec.

Otro factor destacado es el equipamiento militar obsoleto. En varias unidades se utilizan fusiles FAL de 70 años de antigüedad, con acceso limitado a municiones y accesorios. El material pesado, como morteros y artillería, recibe un número muy reducido de proyectiles al año, lo que limita las prácticas de tiro y afecta la preparación profesional de los efectivos.

Desde la conducción de las Fuerzas Armadas, algunas fuentes relativizan las cifras, señalando que las bajas incluyen movimientos normales de personal y que los retiros por cumplimiento de años de servicio no constituyen alarmas. Sin embargo, el panorama completo combina deserciones motivadas por la falta de incentivos, el déficit en equipamiento y las condiciones salariales, lo que genera preocupación dentro de los cuarteles y plantea desafíos para la gestión de Milei en el área de defensa.

 

 

 

Nexofin

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