La policía de Río Negro confirmó el hallazgo de dos cuerpos en el caudal del río Negro, en las inmediaciones de la ciudad de General Conesa. Las víctimas son un padre, integrante de una colonia menonita, y su hija adolescente de 16 años. En estos momentos, las tareas de búsqueda continúan activas para localizar al hijo de 20 años, quien se había lanzado al agua junto a su padre en un intento desesperado por salvar a su hermana de la corriente.

El operativo de rescate se puso en marcha en la tarde del domingo, luego de que se presentara una denuncia por la ausencia de tres individuos en el predio La Asunción, situado aproximadamente 25 kilómetros al oeste de General Conesa, sobre la ruta provincial 53. Es importante destacar que, hace solo unos meses, cerca de cincuenta familias de la congregación menonita Nueva Esperanza, originaria de Guatraché (La Pampa), habían adquirido 5.000 hectáreas en el lugar con el propósito de establecerse y desarrollar actividades agropecuarias.

La tragedia se desencadenó cuando la joven, identificada como Ana Neufeld, ingresó al río para refrescarse y fue inmediatamente arrastrada por el fuerte flujo. La muchacha perdió pie y comenzó a pedir auxilio. Su padre, Jacobo Neufeld, y su hermano, David, que se encontraban cerca, se arrojaron al río para intentar un rescate, pero la fuerza de la correntada también los superó.

El primer cuerpo recuperado fue el del padre, a menos de cien metros río abajo del punto de inmersión. Horas más tarde se encontró el cuerpo de la joven, muy cerca del primero. Al tercer día de la operación, los esfuerzos de los rescatistas se concentran exclusivamente en la localización del joven de veinte años.

Efectivos de la policía indicaron que “Hay una bajada de lancha unos kilómetros antes de donde desaparecieron. Se recorre el río arriba hasta ese lugar y después se realiza rastrillaje río abajo”.

Esta familia había llegado recientemente a la provincia. Ana y David tenían planes de edificar sus hogares junto a sus respectivas parejas en un futuro cercano.

El nuevo asentamiento y sus promesas

A fines de octubre, las autoridades de la provincia habían celebrado públicamente el arribo de la colonia menonita, manifestando que “La decisión de una comunidad menonita de radicarse en Río Negro marca un nuevo capítulo en la política de desarrollo productivo y arraigo rural que impulsa el gobierno provincial”.

Las cincuenta familias adquirieron más de 5.000 hectáreas en la zona conocida como Negro Muerto, un área ubicada entre las localidades de General Conesa y Choele Choel, con la intención de implementar proyectos de agricultura y ganadería bajo un sistema de riego.

El proceso de asentamiento en la provincia se había iniciado hace más de cuatro años, tras un primer encuentro entre el ministro de Desarrollo Económico y Productivo, Carlos Banacloy, y delegados de la Colonia Menonita de Guatraché en la granja experimental de Luis Beltrán.

Recientemente, Banacloy había destacado que Negro Muerto es considerado uno de los valles más prometedores de la provincia, abarcando más de 60.000 hectáreas aptas para riego, con agua de calidad, suelos fértiles y condiciones excepcionales para la explotación agropecuaria.

Representantes del gobierno provincial afirmaron que “La instalación de las familias menonitas dará origen a una nueva comunidad rural en la Patagonia, que aportará su experiencia en producción agrícola, cría de ganado y elaboración artesanal de alimentos, integrándose al tejido productivo del Valle Medio”. Lamentablemente, esta comunidad, a poco de establecerse, se vio golpeada por la tragedia.

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