ARGENTINA
19 de agosto de 2025
Se conoció el testimonio de un exempleado del laboratorio HLB Pharma

Un trabajador de esta farmacéutica reveló que no había controles de calidad, que duplicaban medicamentos y que el riesgo era alto
El cierre de Laboratorios Ramallo, la empresa investigada por haber fabricado los lotes de fentanilo contaminado distribuidos por HLB Pharma Group que ya provocaron alrededor de un centenar de muertes en el país, dejó al descubierto una trama de negligencia, precariedad y ausencia total de controles estatales. Uno de los extrabajadores de la planta, identificado como P.D., relató cómo fue su experiencia durante los casi cinco años que pasó dentro de un establecimiento: «Nadie sabía qué estaba haciendo. Era como fabricar fentanilo en una carnicería«, describió.
El hombre contó que estaba registrado bajo la firma Alfarma S.R.L., perteneciente a la familia Furfaro, con Ariel García como principal responsable desde 2019. Según detalló, cobraba apenas 450 mil pesos por mes por realizar tareas de alto riesgo, pese a no contar con formación en química ni en microbiología. «Empecé en la producción de suero, después pasé a empaque y finalmente a la caldera. Todo esto sin ningún tipo de estudio farmacéutico. Necesitaba trabajo, presenté mi currículum y me llamaron», recordó sobre sus comienzos. Aseguró además que los empleados debían afrontar gastos adicionales, como el transporte en un micro que ponía la propia empresa para trasladarlos desde San Nicolás hasta la planta, a cambio de 70 mil pesos mensuales.
Las irregularidades alcanzaban también a las condiciones de trabajo. P.D. explicó que su última función fue como operador de la caldera, un equipo que comparó con un «lavarropas gigante» utilizado para generar vapor y esterilizar. «No tenía permisos ni normas de seguridad, si explotaba nos moríamos todos. Yo mismo puse plata de mi bolsillo para comprar válvulas y mangueras porque tenía miedo de que me pase algo», reveló el exmpleado
Falta de control y falsificación
La descripción del proceso productivo fue igualmente alarmante. Según el testimonio, la planta fabricaba medicamentos duplicados. «Había fraccionadores que producían todos los medicamentos, se hacían lotes gemelos, uno original y otro copia, trucho. Todo era para vender más, para ganar plata, sin registrar nada», denunció. La ausencia de un control de calidad permitía que productos contaminados, como en este caso fentanilo, llegaran al mercado sin ningún tipo de trazabilidad. Además, las condiciones de higiene eran deplorables: «Trabajábamos en ropa interior porque las máquinas largaban un calor insoportable y no había refrigeración. No nos daban ni ropa de recambio, estábamos mojados todo el tiempo. El agua que usábamos era de la canilla, sin tratamiento. En los sueros aparecían partículas de vidrio, de plástico, de óxido. Era un desastre total«, afirmó.
La falta de fiscalización estatal también fue señalada. «No había controles. Nunca vimos a nadie que vaya a inspeccionar. Siempre nos decían que iban a ir, que nos preparemos, pero yo jamás vi a nadie», relató en referencia a organismos como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Según él, la única figura formal era una gerente de calidad que firmaba la documentación como si todo estuviera en orden, aunque los trabajadores sabían perfectamente lo que realmente salía de las cajas.
El Intrasingente.com
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