El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, anunció que durante esta semana se aplicará una baja promedio del 2 por ciento en el precio de las naftas en todo el país. La medida, según explicó, no será uniforme en todas las regiones y se instrumentará de manera gradual. “Todos los días un poquito, no en todos los lados iguales”, sintetizó durante una entrevista en LN+.

Marín sostuvo que la decisión responde a una política de precios basada en lo que definió como un “acuerdo de honestidad con los consumidores”, una línea de gestión que impulsa desde que asumió la conducción de la principal empresa energética del país, a fines de 2023.

En ese sentido, explicó que YPF realiza un monitoreo permanente de factores como el precio internacional del crudo, el tipo de cambio, los costos logísticos y la dinámica del mercado interno. “Seguimos todas las variables que conforman el precio y, como resultado de ese análisis, podemos confirmar que esta semana va a haber una baja del 2 por ciento en la nafta a nivel nacional”, afirmó.

El titular de la compañía aclaró que la reducción no será idéntica en todo el territorio, ya que existen diferencias estructurales entre regiones, pero remarcó que el promedio general reflejará ese porcentaje. Respecto del gasoil, señaló que la situación es distinta y que allí “uno hay que subir y uno hay que bajar”, en referencia a los distintos tipos de producto y sus márgenes.

EL PRECIO DE LOS COMBUSTIBLES Y LA INFLACIÓN MENSUAL

En noviembre, el IPC registró una suba del 2.5 por ciento, pero esa variación no alcanzó a mostrar el movimiento real de los precios en las Estaciones de Servicio. Analistas consultados por Surtidores explican que el precio del litro de nafta y gasoil se construye con variables que poco tienen que ver con el índice de inflación.

Mauricio Roitman, titular de la consultora Energeia fue categórico: “la inflación oficial no debería tener incidencia directa en la política de precios de los combustibles”, al señalar que la evolución del sector está guiada por referencias globales y por la recomposición abierta tras el Decreto 702/23 y la Ley Bases. A su juicio, este proceso impulsa una mayor transparencia.

Por su parte, el exsecretario de Energía de Ushuaia, Moisés Solorza, sumó el análisis del micropricing. Para él, esa microvariación “no termina plasmándose en el IPC”, lo que evidencia que ambos indicadores corren con tiempos distintos. Si bien reconoce que la política de actualización sigue parámetros de import parity y export parity, remarca que el IPC, por ser un promedio nacional, “no captura la dinámica cotidiana de los surtidores”.

En este debate también interviene el exsecretario de Comercio Exterior Miguel Ponce, quien coincidió en que la inflación general no es un insumo que determine los precios en el sector energético y agregó un matiz desde la perspectiva macroeconómica. Para Ponce, “la actualización de los combustibles no puede mirarse de forma aislada del proceso de recomposición que la economía necesita”, aludiendo a la desarticulación de precios relativos de los últimos años. Según explicó, el reordenamiento en el surtidor “forma parte de una normalización más amplia, donde varios sectores están corrigiendo atrasos históricos y donde la inflación mensual no siempre refleja ese proceso”.

Ponce sostuvo además que, mientras la política de microajustes busca reducir saltos bruscos, el IPC queda limitado para captar ese movimiento: “El índice mide el resultado final del mes, no la trazabilidad del ajuste, y ahí es donde aparece la diferencia con los combustibles”. Para él, esa desincronización no es un problema, sino un “reflejo de una economía en transición”, donde los indicadores conviven con velocidades diferentes.

Al proyectar el corto plazo, Solorza planteó que sería deseable revisar cómo se refleja el micropricing en las estadísticas oficiales, aunque reconoció que la metodología del IPC lo vuelve difícil. Ponce, por su parte, advirtió que la comparación regional —con Uruguay, Chile y Brasil como referencias— permite entender mejor los márgenes de alineación: “el litro argentino todavía convive con precios internacionales que vienen subiendo y con un tipo de cambio que incide de manera indirecta”.

En la red de estaciones, el reordenamiento genera expectativas de previsibilidad. Operadores consideran que los ajustes graduales favorecen la planificación, reducen la volatilidad y permiten sostener una estructura de precios más cercana a los costos reales.

Con la inflación de noviembre ya publicada, la convergencia entre referencias internacionales, microajustes diarios, recomposición de precios relativos y reglas de mercado consolida un escenario en el que la formación de precios de los combustibles se vuelve más transparente, incluso si su ritmo no coincide con el del IPC. Para los especialistas, la diferencia no implica descoordinación: es la oportunidad de afinar herramientas y leer con mayor precisión la evolución de un sector clave de la economía. /Surtidores.