Miércoles 24 de Septiembre de 2025

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TUCUMÁN

24 de septiembre de 2025

La Batalla de Tucumán y la Virgen Generala

El 24 de Septiembre en las inmediaciones de San Miguel de Tucumán se constituyó una de las victorias patriotas más importantes frente a los españoles al mando del General Belgrano. También se celebra a la Virgen de la Merced, Generala del Ejército Argentino.

La batalla de Tucumán fue un enfrentamiento armado librado el 24 y 25 de septiembre de 1812 en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel de Tucumán, durante la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú en el curso de la Guerra de la Independencia Argentina. El Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano a quien secundara el coronel Eustoquio Díaz Vélez en su carácter de mayor general, derrotó a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, que lo doblaban en número, deteniendo el avance realista sobre el noroeste argentino. Junto con la batalla de Salta, que tuvo lugar el 20 de febrero de 1813, el triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses confirmar los límites de la región bajo su control.

La región del Alto Perú, el Altiplano de la actual Bolivia, estaba nuevamente en manos de los realistas o «godos» –partidarios del rey de España– desde la derrota de la batalla de Huaqui, en la que el inexperto revolucionario porteño Juan José Castelli no pudo hacer frente a las tropas del peruano realista Pío Tristán quien, al mando de un ejército de tres mil hombres, avanzaba hacia el sur.

Las órdenes del Primer Triunvirato habían puesto a Manuel Belgrano al frente del Ejército del Norte el 27 de febrero de 1812. Instalado su cuartel general en San Salvador de Jujuy, Belgrano intentaba reanimar la moral del ejército patriota derrotado en la Batalla de Huaqui. Fue con ese ánimo que, el 25 de mayo enarboló en San Salvador de Jujuy la bandera que había creado meses atrás, y la hizo bendecir en la Catedral jujeña por el canónigo Juan Ignacio Gorriti.

Pronto notó que no estaba en condiciones de defender adecuadamente la plaza, y –por orden del Triunvirato– el 23 de agosto ordenó la retirada masiva de toda la población de Jujuy, a la que se sumaron salteños y tarijeños, hacia el centro de la actual Argentina, en el llamado Éxodo Jujeño. Civiles y militares se replegaron, arrasando a su paso e incendiando todo lo que pudiera dar cobijo o ser útil a los realistas. Cuando los españoles entraron, hallaron la ciudad solitaria y sin habitantes:

La orden del Triunvirato era que el Ejército del Norte se hiciese fuerte en Córdoba. Sin embargo, Belgrano se detuvo en Tucumán, donde la población estuvo dispuesta a sumarse al ejército. La victoria el 3 de septiembre en el combate de Las Piedras entre su retaguardia, comandada por Díaz Vélez, y dos columnas de avanzada de la tropa de Tristán confirmó su propósito; logró prender al jefe de la columna, el coronel Huici y una veintena de soldados. Despachó a Juan Ramón Balcarce hacia la ciudad, ordenándole reclutar y entrenar en la medida de lo posible un cuerpo de caballería a partir de los milicianos locales, con cartas para la rica y poderosa familia Aráoz, dos de cuyos integrantes, Eustoquio Díaz Vélez y Gregorio Aráoz de Lamadrid, prestaban servicios bajo su mando como mayor general o segundo jefe y teniente respectivamente.

En la mañana del 24 de septiembre de 1812, día de la batalla, el general Belgrano estuvo orando largo rato ante el altar de la Virgen, e incluso la tradición cuenta que solicitó la realización de un milagro a través de su intercesión. En esos mismos momentos, Tristán ordenó la marcha hacia la ciudad.

La batalla de Tucumán fue la victoria más importante obtenida por los ejércitos patriotas en la Guerra de la Independencia Argentina.

La batalla de Tucumán tuvo asimismo consecuencias en el aspecto religioso, ya que acentuó la devoción del pueblo y gobierno del país hacia la Virgen María a través de su advocación como la Virgen de la Merced.

Desde los tiempos hispánicos, en 1687, la Virgen de la Merced había sido nombrada por el Cabildo de San Miguel de Tucumán Patrona y Abogada de la ciudad.

Pero es a partir de la victoria de Tucumán cuando la devoción a Nuestra Señora de La Merced adquiere una solemnidad particular asumida por el pueblo, las autoridades y los jefes patrios, quienes –rompiendo con los vínculos políticos con España– no rompieron con la tradición religiosa mariana. El 24 de septiembre de 1812, luego de la batalla de Tucumán, el general Belgrano le atribuyó a la Virgen de la Mercedes su intercesión y la nombró Patrona.

El 27 de octubre de 1812 se celebró una misa de acción de gracias; en la procesión que llevaba la estatua de esta Virgen, Belgrano depositó su bastón de mando entre los cordones del ropaje de la imagen, proclamándola en agradecimiento como Generala del Ejército Argentino

 

 

 

Con informacion de Wikipedia

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