MUNDO
23 de septiembre de 2025
Día Mundial del Síndrome de Piernas Inquietas: de qué se trata

Cada 23 de septiembre se busca dar visibilidad a esta patología neurológica para que quienes la padecen dejen de normalizar sus síntomas y busquen ayuda médica a tiempo
El insomnio no siempre se debe al estrés, a las preocupaciones o al exceso de pantallas antes de dormir. Para muchas personas, la verdadera causa está en un trastorno neurológico poco conocido pero muy frecuente: el síndrome de las piernas inquietas. Esta condición, también llamada enfermedad de Willis-Ekbom, se caracteriza por una necesidad irresistible de mover las piernas debido a sensaciones molestas como hormigueo, cosquilleo o ardor, que suelen aparecer en reposo y empeorar durante la noche.
Con el objetivo de concienciar sobre los síntomas de la enfermedad, darle visibilidad y mejorar tanto su diagnóstico como el acceso a tratamientos efectivos, cada 23 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Piernas Inquietas (SPI). El objetivo es claro: que quienes lo padecen dejen de normalizar esas molestias nocturnas y puedan buscar ayuda médica a tiempo.
En este contexto, la doctora Alba García, conocida en redes como @dra.albagarciaaragon, abordó esta patología en un vídeo compartido en su cuenta de TikTok. “Te ha pasado alguna vez que te vas a la cama y no puedes dejar de mover las piernas, te molestan, te pican, y necesitas salirte de la cama o incluso irte a la ducha a darte con agua fría? O incluso te han dicho más de una vez que te mueves mucho, que das muchas patadas y que no pueden dormir contigo en la cama?”, preguntaba para introducir el tema.
Según explicó la especialista, “el síndrome de piernas inquietas es una enfermedad que cursa precisamente con este tipo de síntomas: con hormigueo, cosquilleo, sensación de quemazón, incapacidad para quedarse quieto, movimientos repetitivos a lo largo de la noche”. Estos síntomas suelen manifestarse en reposo, especialmente al acostarse, lo que se traduce en insomnio, despertares frecuentes y, al día siguiente, somnolencia excesiva aunque la persona crea haber dormido las horas suficientes.
El SPI puede estar relacionado con diferentes causas: desde lesiones en los nervios periféricos hasta la disminución de los depósitos de hierro en el organismo o el exceso de ácido úrico en sangre. En cualquier caso, los especialistas recuerdan que se trata de una enfermedad neurológica y no de un simple “mal hábito de moverse demasiado al dormir”.
¿CÓMO ALIVIAR MOLESTIAS?
Además de las explicaciones médicas, también han surgido trucos caseros que, aunque no sustituyen al tratamiento, pueden ayudar a aliviar las molestias. El experto en primeros auxilios Miguel Assal, conocido como @miguelassal en TikTok, compartió un consejo práctico para quienes sufren este síndrome: “ata un calcetín alrededor de tus pies. Esto proporciona una ligera presión constante en los nervios de los pies, distrayendo a tu cerebro, disminuyendo así la necesidad de moverte”.
Este sencillo método de presión busca ofrecer un alivio temporal, aunque los especialistas insisten en que el diagnóstico y seguimiento deben realizarse con un neurólogo o médico de referencia. El tratamiento varía según cada paciente e incluye desde cambios en el estilo de vida, como mejorar la higiene del sueño, evitar el alcohol, la cafeína o el tabaco, hasta fármacos específicos en los casos más graves.
Lo cierto es que el SPI afecta mucho más que al sueño. A la larga, la fatiga diurna y la falta de descanso pueden repercutir en la concentración, el estado de ánimo, la productividad laboral y las relaciones personales. Por eso, concienciar sobre este trastorno resulta tan necesario: se estima que entre un 5% y un 10% de la población mundial lo padece en mayor o menor grado, pero muchos aún desconocen su nombre y lo confunden con simples nervios o manías nocturnas.
El síndrome de piernas inquietas no debe subestimarse. Identificar sus síntomas y acudir al médico es clave para mejorar la calidad de vida de quienes lo sufren. Como recuerda la Dra. Alba García, esos movimientos involuntarios y esas molestias persistentes no son un capricho del cuerpo, sino una señal de que algo está ocurriendo a nivel neurológico. Y como apunta Miguel Assal, incluso un truco tan sencillo como la ligera presión de un calcetín puede dar un respiro mientras se busca la ayuda adecuada.(IHUCARE).
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