ARGENTINA
17 de septiembre de 2025
Trata: buscaban víctimas vírgenes en los colegios de Salta

La causa se activó tras recibir denuncias de familiares preocupados por sus hijas. El adolescente que sería el nexo, los tres clientes y un remisero que las trasladaba fueron acusados. A los adultos se les dictó la preventiva
Sin rodeos y de parte de alguien de confianza, en este caso, un alumno de un mismo colegio al que usaban como nexo; así captaban a adolescente en la puerta de un establecimiento educativo salteño. El menor que las convencía, tres clientes y el remisero que las trasladaba a los encuentros sexuales fueron imputados formalmente en las últimas horas.
El juez federal de Garantías N°1 de Salta, Julio Bavio, dio curso a la imputación de los cinco sospechosos acusados de trata de personas con fines de captación, promoción, facilitación y explotación sexual, en una investigación que se desarrolló en las inmediaciones de un colegio secundario de la zona sur de la ciudad.
La causa muestra una estructura criminal en la que participaban un remisero, tres clientes adultos y un menor de edad, todos señalados por la Fiscalía de Distrito como responsables, con distintos grados de participación, de captar y explotar a adolescentes.
La investigación, bajo la órbita del fiscal general Eduardo Villalba y la auxiliar fiscal Roxana Gual, contó con la colaboración de la Protex y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) completó el andamiaje que permitió descubrir, documentar y judicializar la actividad de esta red.
La primera denuncia fue el 26 de julio del año pasado. La madre de una de las menores se presentó ante la Justicia provincial y se mostró sorprendida por el celular de alta gama que poseía su hija. Al revisar el contenido del teléfono, halló mensajes de carácter sexual intercambiados con el remisero, quien además mencionaba a otra menor del círculo familiar.
La causa se desestimó en la Justicia provincial y la banda siguió operando. La oportunidad de reactivar el caso llegó con el pase de la denuncia al fuero federal este año. Y hubo otra madre que denunció.
Esta mujer acusó a un compañero del colegio secundario de intentar captar a sus hijas de 16 y 13 años a la salida del establecimiento educativo. Y describió la mecánica que dio inicio al caso: mientras las adolescentes aguardaban fuera del colegio, un adulto de unos 60 años las observaba e intercambiaba señas con un alumno, hasta que el chico se le acercó y regresó con una propuesta específica para las compañeras.
"Tengo un amigo que quiere con vos, es ese hombre de ahí", transmitió el adolescente a una de las menores. Y les explicó que si aceptaba besar al hombre, obtendría $60.000, mientras que él recibiría $30.000.
"A mí me pagan por presentar chicas. Esa es la onda. Y vos me contaste que sos virgen. Por ser virgen te van a dar $200.000", le dijo a la menor, siempre de acuerdo a las fuentes del caso. Y le sugirió a la adolescente que el encuentro debía concretarse en un hotel, argumentando que allí los vehículos no eran revisados y podrían ingresar sin inconvenientes.
Cómo funcionaba la red
La parte central del funcionamiento de la red consistía en la captación de alumnas del cuarto año de una escuela secundaria, a quienes se ofrecía para mantener "encuentros" sexuales con adultos.
El menor acusado, definido como "amigo íntimo de las víctimas", le facilitaba la información al remisero sobre la condición de virginidad de las adolescentes, elemento valorizado dentro de la estructura y por el que recibía dinero.
Las adolescentes eran contactadas y, en muchos casos, recibían pagos que variaban entre 60.000 y 200.000 pesos según la práctica sexual, con el mayor valor reservado para adolescentes vírgenes.
Además, la recaudación se realizaba mediante transferencias o, en ocasiones, en efectivo, de acuerdo a la preferencia de cada cliente.
La organización de los encuentros incluía el uso de moteles ubicados en la ruta 26 o, como revelaron las pruebas, el domicilio de uno de los clientes, donde habitualmente se consumían estupefacientes.
El remisero cruel
El remisero, figura central en la logística y la captación, aprovechó "la confianza que representaba el transporte de niños y adolescentes para los padres" para acercarse a las víctimas y a sus familias.
En palabras del fiscal Villalba: "Este remisero se dedicó a captar de una manera perversa a niñas para ofrecerlas sexualmente a determinados clientes".
Además, el hombre, de 63 años, intentó sumar a su red a la hermana menor de una de las víctimas, de solo 12. En una oportunidad, logró que la niña subiera a su vehículo y allí perpetró un abuso sexual: también se le formularon cargos por este ataque.
En los mensajes interceptados entre el remisero y las menores se pudo establecer la existencia de un código para pactar los encuentros: "Vamos a hacer la onda", era la expresión utilizada tanto por los adultos como por las víctimas.
Diario El comercial
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