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24 de junio de 2025

Detectan niveles de toxicidad letal en arroyos de Santa Fe y Entre Ríos

En el arroyo Las Conchas se halló la concentración de glifosato más alta registrada hasta ahora en Sudamérica. Todos los arroyos desembocan en el río Paraná. El informe fue publicado en una prestigiosa revista científica a nivel mundial. El precedente de contaminación del Coronda.

Investigadores locales revelan los resultados de un estudio interdisciplinario que advierte sobre una alarmante contaminación en cursos de agua que desembocan en el río Paraná, afectando tanto a la provincia de Santa Fe como a la de Entre Ríos. El informe, presentado en el Congreso Internacional de Salud Socioambiental que se realizó en Rosario, confirma la presencia de agroquímicos, efluentes cloacales e industriales en niveles críticos en los arroyos Las Conchas, Las Tunas, Espinillo y Crespo.

El río Paraná ha sido, desde los orígenes mismos de la ciudad de Santa Fe, una fuente de vida, desarrollo y cultura. Fundada originalmente en Cayastá y trasladada en 1653 a su emplazamiento actual, la ciudad creció en medio del humedal de este imponente curso de agua que aún hoy define su identidad, junto a su afluente, la laguna Setúbal. Históricamente, el Paraná fue clave para el comercio fluvial, la conexión con otras regiones y la subsistencia de comunidades ribereñas mediante la pesca y el transporte. Además de su valor económico y estratégico, el río posee una enorme riqueza ambiental y simbólica: sus paisajes, islas y humedales configuran un ecosistema único que marca el pulso de la vida cotidiana santafesina y que exige una protección urgente ante la contaminación, obras mal planificadas y crisis hídricas.

El caso más grave es el del arroyo Las Conchas, en cuya cuenca se halló la concentración de glifosato en sedimentos más alta registrada hasta ahora en Sudamérica: 5002 microgramos por kilo. Según el biólogo e investigador del Conicet, Rafael Lajmanovich, “se trata de un récord regional de contaminación, con impactos letales en la biodiversidad”. En tanto, los arroyos Las Tunas y Crespo presentan un cuadro aún más preocupante: bioensayos realizados con renacuajos demostraron una tasa de mortalidad del 100% en apenas 24 horas, además de aguas con coloración negra, olor pútrido y niveles de escherichia coli miles de veces por encima de los valores permitidos.

El estudio, que fue publicado este 20 de junio por la revista científica Water Environment Research, se titula “Impacto ecotoxicológico de la agroindustria en los arroyos de una cuenca sudamericana: renacuajos anfibios como indicadores de salud ambiental” y fue elaborado por un equipo de especialistas de diversas disciplinas pertenecientes al Conicet, la Universidad Nacional del Litoral, el INTA y el Instituto Nacional de Limnología.
Participaron de la investigación junto a Lajmanovich, Ana Cuzziol Boccioni, María Rosa Repetti, Andrés Attademo, Cristina Zalazar, Agustina Manassero, Karen Russell-White, María Lancelle, Ayelén Muchiutti, Evelina León, y Paola Peltzer. Pertenecen a distintas cátedras y laboratorios del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -Conicet-, la Universidad Nacional del Litoral, el INTA, y el Instituto Nacional de Limnología.
Las imágenes que acompañaron la exposición de Lajmanovich en Rosario fueron elocuentes: animales con malformaciones, cursos de agua convertidos en vertederos, y grandes cañerías descargando residuos directamente en los arroyos. “La situación del arroyo Las Tunas es crítica. Se combinan pesticidas, desechos industriales y cloacales en un cóctel tóxico que pone en jaque a la fauna acuática y a la salud ambiental”, alertó el científico.

Estos cursos de agua contaminados que pertenecen a la cuenca Las Conchas desembocan en el río Paraná aguas arriba de la ciudad de Santa Fe y Paraná, muy cerca de la toma de agua de esta ciudad. El arroyo Crespo desemboca en El Espinillo, el que luego desemboca en Las Conchas, a donde también desemboca Las Tunas, luego de atravesar el Parque General San Martín, que es un área natural protegida muy rica en sedimentos fósiles. Esto implica que con la corriente los contaminantes atraviesan toda esta región de unas 2 mil hectáreas y continúan luego su curso por el Paraná hacia la desembocadura en el Río de la Plata, rumbo al océano atlántico.

El trabajo fue dedicado al médico y activista Damián Verzeñassi, referente del Foro Ecologista de Paraná, por su compromiso en la lucha contra el uso de pesticidas en la producción agrícola. Verzeñassi, además, abrió el Congreso con un encendido discurso en el que afirmó que “el planeta atraviesa una crisis civilizatoria sin precedentes, donde lo que está en riesgo es la continuidad misma de la vida humana”.

La investigación también advierte sobre la responsabilidad de los modelos de producción agrícola intensiva en la degradación ambiental de la región. Argentina es el tercer país con mayor superficie cultivada con transgénicos y el uso masivo de glifosato convertió a la región pampeana en un “punto crítico global” por su carga contaminante. A eso se suman los efectos sinérgicos de los microplásticos y otros contaminantes emergentes.

Los arroyos estudiados vierten sus aguas en el Paraná, uno de los ríos más importantes del continente. Para los investigadores, los hallazgos evidencian la necesidad urgente de implementar controles estrictos, restaurar ecológicamente las fuentes de agua dulce y adoptar prácticas agrícolas sostenibles.

Contaminación sobre el Coronda

Más adelante el investigador adelantó que se encuentra trabajando ahora en un libro sobre otra publicación científica similar que también fue publicada en revistas de ciencia. Este caso tiene mayor incidencia en Santa Fe, ya que “está actuando en espejo con esta investigación en la cuenca Las Conchas”. Es “es algo similar, observado en la cuenca del arroyo Los Padres, con la contaminación del arroyo Los Troncos y la mortandad de tortugas”. Toda esta cuenca desemboca sobre el río Coronda en Sauce Viejo, unos 700 metros aguas arriba de la toma de agua de la localidad de Desvío Arijón. Al igual que en el caso enterriano, los contaminantes viajan luego por el humedal del Coronda, que desemboca a la altura de Gaboto en el Paraná y continúan viaje rumbo al Plata.

En definitiva, lo que se busca es explicar “cómo estas cuencas drenan contaminación de distintos orígenes que terminan todas en el río Paraná”, concluyó Lajmanovich.

“El deterioro de estos ecosistemas pone en juego no solo la biodiversidad, sino también el concepto de ‘Una sola salud’, que vincula el bienestar ambiental con la salud humana”, concluye el trabajo.

 

 

El Litoral

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