Máximo Menem, hijo del expresidente argentino Carlos Saúl Menem y de la exmodelo Cecilia Bolocco, habló por primera vez abiertamente sobre la herencia que recibió tras la muerte de su padre y las tensiones familiares que se desataron a raíz de ello.

El joven, que hoy tiene 21 años, confirmó que fue él quien recibió la herencia de su padre, fallecido el 14 de febrero de 2021 a los 90 años. Sin embargo, lejos de mostrarse entusiasmado por los bienes, dejó en claro lo doloroso que fue atravesar las disputas familiares: “La he pasado tan mal con ellos, me han hecho la vida imposible, así que no hay mucho cariño, me duele, pero así es la realidad”.

En una entrevista, Máximo explicó que, si bien heredó algunos objetos personales valiosos, como tres relojes que pertenecían a la colección privada de su padre y que guarda con especial afecto, no tiene interés en los aspectos materiales del legado. “No me interesa la verdad, tengo un legado que le dejó a mi mamá que ya me lo dio y con eso basta y sobra”, afirmó.

Lo que más le afecta, confesó, es la exposición mediática que rodea el tema de la herencia y cómo eso afecta la memoria de su padre. “No me gusta porque termina manchando su nombre”, expresó. Además, lamentó que los medios y la opinión pública se concentren en lo económico en lugar de destacar la trayectoria y las acciones de Carlos Menem. “Me da mucha pena que se hable de la herencia de él y no de todo lo que hizo”, señaló con firmeza.

Otro de los puntos centrales que reveló Máximo fue su decisión de cambiarse legalmente el apellido. A los 19 años, realizó los trámites necesarios para que en su carnet de identidad solo figurara el apellido de su madre. Cecilia Bolocco, al ser consultada por esta decisión, fue contundente: “Él sabe que cuento incondicionalmente con él, con mi opinión y está claro al respeto. Y eso me alegra”. Además, Bolocco reconoció que el vínculo entre padre e hijo fue prácticamente inexistente.

Así, Máximo Menem demuestra que, más allá del dinero y los bienes, lo que más pesa es el impacto emocional de una historia familiar marcada por distancias, conflictos y heridas que todavía duelen.(M1).