La muerte de la pareja del músico y guitarrista de la mítica banda de rock y pop Virus, Julio Moura, puso otra vez el foco mediático en una práctica sexual que busca mezclar placer y riesgo: la hipoxifilia o asfixia erótica. El hecho conmociona a los vecinos La Plata y ahora la Justicia investiga qué fue lo que pasó y cómo.

Según las primeras precisiones del caso, el músico de 68 años habría estado practicando esta dinámica cuando ocurrió el fallecimiento de su pareja, Andrea Gloria Rojas Murillo, quien fue hallada tendida en el living de la casa que ambos compartían en 419 y 131, de Villa Elisa; y con un lazo en el cuello.

Aunque la investigación recién comienza, la causa está caratulada como "averiguación de causales de muerte" y el artista platense continúa en libertad, mientras se aguarda por el resultado de las pericias realizadas para corroborar el relato que él mismo hizo ante las autoridades.

De acuerdo con los informes oficiales, Moura se comunicó con su expareja para indicarle lo sucedido y fue ella quien dio aviso al Servicio de Atención Médica de Emergencias (SAME) y la Central de Atención de Emergencias del 911 mientras se dirigía a la vivienda donde todo sucedió. El guitarrista les dijo entonces a los agentes que ambos se habrían encontrado manteniendo relaciones y llevando a cabo un juego sexual que involucraba una ahorcadura, pero algo salió mal y la mujer murió asfixiada por accidente.

Las prácticas sexuales violentas consensuadas, como la asfixia erótica, han ganado popularidad en los últimos años, pero no están exentas de riesgos significativos. De hecho, tiempo atrás, otro caso similar conmocionó al país: la muerte del entonces subsecretario de Comercio Exterior Iván Heyn en Uruguay se investigó en un principio como un presunto suicidio, pero finalmente se determinó que tuvo lugar en el marco de una práctica de este tipo.

Los riesgos de la asfixia erótica

La asfixia erótica implica obstruir parcialmente la respiración para intensificar el placer sexual. Aunque no suele ser mortal, las consecuencias pueden incluir daño cerebral, hipoxia y problemas cognitivos debido a la falta de oxígeno.

Estudios de universidades como las de Hamburgo y Melbourne indican que hasta un 50% de los jóvenes ha probado estas prácticas. Sin embargo, expertos advierten que los riesgos superan los beneficios.

La proliferación de la pornografía online ha sido identificada como un factor clave en la popularización de prácticas sexuales violentas. Según la investigadora Debby Herbenick, "el porno online ha vuelto al sexo más violento entre jóvenes y adolescentes". Además, estudios de Islandia y Australia demuestran que las generaciones más jóvenes están adoptando estas conductas en mayor medida, señalando un cambio significativo en los hábitos sexuales contemporáneos. Sin embargo, las consecuencias físicas y psicológicas de estas prácticas demandan mayor concientización.

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