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ARGENTINA

8 de diciembre de 2024

Milei ya no quiere parecerse solo a Carlos Menem; ahora piensa en Néstor Kirchner

El Gobierno anunció sesiones extraordinarias que todavía no convocó formalmente, pero que dicen más con lo que falta, que con lo que incluye. Cumple un año con mucho por celebrar y se apresta a meterse de lleno en el año electoral con la consabida misión política de “matar al padre”.

El presidente Javier Milei cumple este martes su primer año de gobierno. Lo celebrará con un discurso que dará a las 21, prime time de la tele, el vehículo por el que muy en el fondo sabe que fue el que lo llevó adonde hoy está. Porque las redes sociales serán todo lo poderosas que quieran, pero el fenómeno Milei nació en la pantalla de la TV, no la de los celulares.

Histórico panelista de Intratables, a su viejo amor vuelve cada vez que quiere tener la centralidad plena. No se sabe aún si será en cadena nacional, pero casi seguro. No tiene los pruritos de Macri, que quería diferenciarse en todo de Cristina Kirchner; para Milei, muchos de los modos kirchneristas son válidos si sirven para sus objetivos.

En su discurso, el mandatario hará referencia a sus logros e insistirá en definirse como se autopercibe: el mejor presidente de la historia. Cree que tiene argumentos para sostenerlo. Ni el más osado hubiera arriesgado que llegaría con una imagen positiva superior a sus antecesores, a esta altura del año. Y cada semana inscribe nuevos récords. Ya se había establecido que el peso -que ya no es “excremento”, como denostaba en campaña- cierra el año como la moneda que más se fortaleció a nivel global. Y durante la semana el dólar blue bajó tanto que este viernes quedó debajo de la cotización oficial.

El presidente políticamente más débil de la historia de la democracia -representación mínima parlamentaria, sin gobernadores propios ni intendentes- cumple un año con una oposición que lo imagina inscripto en el “vamos por todo”. Dominando incluso el ambiente que debiera serle más hostil, el Congreso de la Nación. Los puristas dirán que es una victoria pírrica, o de “suma cero”, haber atravesado su primer año parlamentario con la Ley Bases aprobada y el megadecreto 70/23 vigente, pero sin haber cimentado alianzas capaces de generar una mayoría que la aritmética electoral le negó; que conformarse con haberse garantizado el tercio suficiente para sostener sus vetos tiene vuelo corto… Pero la realidad es que en su primer año de gestión, tras un inicio oscilante, el Presidente logró manejar el Congreso a su antojo.

Sus récords no se limitan a ser la minoría más extrema de la historia (15% de diputados y menos del 10% en el Senado), ni a ser el primer gobierno al que le rechazan un DNU. Ha podido sostener todos los decretos que realmente necesitaba, sobre todo uno que equivale a decenas de leyes importantes, y ahora se encamina a ser el primer gobierno en reconducir el presupuesto dos años seguidos, sin que la oposición haya encontrado la forma de resistir semejante destrato.

El Gobierno confirmó finalmente que convocará a extraordinarias y el temario anunciado no incluye la ley de leyes. Pero más allá de ese dato inquietante, es curioso que ese anuncio hecho por el vocero presidencial a través de las redes sociales no se haya oficializado aún: no se publicó el decreto correspondiente en el Boletín Oficial, ni se mandó comunicación alguna al Congreso, a pesar de que Manuel Adorni puso como fecha de inicio del período extraordinario el jueves pasado.

En ese temario no figura ficha limpia, el proyecto que promovía buena parte de la oposición que sostuvo las iniciativas oficiales a lo largo de este año, pero que sobre todo impulsaban sus socios del Pro. El desaire se confirmó cuando en la sesión a la que todos se habían comprometido a asistir, el propio oficialismo restó 8 diputados, el 20% de su bancada. Cierto es que así hubieran estado esos libertarios presentes, tampoco se hubiera alcanzado el quórum, pero quedó claro para todos que ese número representaba un gesto oficial hacia aquellos a los que se les había pedido ausentarse. Y hacia el mismísimo Pro, que ya venía sospechando desde cuando el tema no fue incluido en la sesión del 2 de octubre.

El anuncio oficial de que pondrían a Alejandro Fargosi -un conocido abogado que supo estar en el Consejo de la Magistratura, se alineó con Juntos por el Cambio y ahora tuitea a favor de La Libertad Avanza- a trabajar en un proyecto que elimine los “agujeros legales” que supuestamente ahora el Gobierno ha descubierto que tiene el proyecto que llegaba al recinto y cuyo dictamen sin embargo firmó, lejos estuvo de conformar sobre todo a sus aliados. Si bien no existe todavía un texto al cual analizar, por lo que ha dicho Fargosi en distintas entrevistas, sumaría a las condiciones para invalidar a un candidato condenado una tercera instancia, afincada en la Justicia Electoral. Como así también un requerimiento especial a la Corte para apurar sus resoluciones para esos casos, lo cual difícilmente vaya a ser aceptado por el Tribunal Superior, aunque también aporta ruido en tiempos de posible reconfiguración del mismo.

Como sea, ese proyecto no figura en el temario informal anunciado para debatir en un tiempo por otra parte exiguo: según los datos aportados por Adorni, solo quedarían dos semanas completas para trabajar, pues en las dos restantes están las fiestas de fin de año.

Para compensar ficha limpia, el Gobierno echó mano a un tema impensado. A través de fuentes gubernamentales, habían trascendido temas que incluirían en extraordinarias que al final no figuraron, como la privatización de Aerolíneas Argentinas. Y se había deslizado que habría “una sorpresa”. No fue ficha limpia, sino “la reforma de los fueros de la política”, tal cual lo anunció el vocero. Sonó como una reacción oficial a la noticia que irrumpió ese mismo día, cuando el senador nacional Edgardo Kueider fue descubierto en Paraguay con más de 200 mil dólares no declarados.

Tan cercano estaba hasta la actualidad al oficialismo, que ante los efectivos paraguayos se presentó como “senador oficialista”. Sin embargo el Gobierno ahora reniega de él y se lo adjudica al kirchnerismo, en una actitud que es recíproca. Convengamos que hace rato que Kueider tomó otro camino: el 22 de febrero de 2023 se anunció la creación de un nuevo bloque en el Senado que integrarían el entrerriano, el jujeño Guillermo Snopek, el correntino Carlos “Camau” Espínola, la puntana Eugenia Catalfamo y la cordobesa Alejandra Vigo. Con esa movida nomás, el interbloque oficialista pasó a ser segunda minoría en el Senado, detrás de Juntos por el Cambio.

La presentación oficial del bloque que integraba Edgardo Kueider, hace más de un año y medio.

“Hay iniciativas que quedan atrapadas en una suerte de interés ajeno a las provincias y eso profundiza el centralismo porteño”, señalaba por esos días el senador entrerriano al justificar el realineamiento.

Pasadas las elecciones, el bloque quedó reducido a Espínola, Vigo y Kueider, y fue totalmente funcional al nuevo oficialismo, aportándole los votos necesarios para sacar la Ley de Bases, cuyo plenario en el Senado Kueider copresidió, en su condición de titular de la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales.

Tan afín resultaba a los libertarios, que se rumoreaba que tenía asegurada una embajada para cuando dejara la banca, en 2025. Y más aún, el asesor “todoterreno” Santiago Caputo lo había querido para presidir otra comisión estratégica, la Bicameral de Control de los organismos de Inteligencia, que al final se quedó Martín Lousteau, con apoyo de UP.

A gusto polarizando con Milei, Cristina Kirchner salió a azuzar este sábado al Presidente en las redes sociales pidiéndole que su vice conceda la sesión pedida para el jueves que viene para debatir la expulsión del Cuerpo. “¿O Kueider es tuyo y lo van a dejar seguir siendo senador porque tienen miedo que hable?”, picanteó la expresidenta.

Milei en tanto se dedicó el fin de semana a repostear mensajes que, entre otras cosas, mostraban a un león fumigando un recinto legislativo lleno de ratas. Concluido el año legislativo que en definitiva difícilmente tenga una nueva sesión, vuelve el Milei de principios de gestión, tildando de ratas a los legisladores.

Se verá si en lo que queda del año o en febrero, insiste con la eliminación de las PASO, que sí incluye el temario extraordinario y que contaría con la anuencia de Unión por la Patria. Sería otro maltrato hacia sus aliados del Pro, que con el resto de lo que fue JxC resisten esa medida.

Pero si de gestos adversos hacia sus socios hablamos, nada como el mensaje presidencial en la cumbre ultraderechista de la CPAC: “Esos mediocres tibios que claman por las formas parece que fueron muy opositores al kirchnerismo pero perdieron siempre. Menos palabras y más resultados”, lanzó, hablando -para muchos- del Pro.

Nada que ya sorprenda a Mauricio Macri, que esta semana mandó a sus senadores a bajarse de un almuerzo que Luis Juez había acordado con Milei. El líder del Pro piensa en ir con listas propias a las elecciones de medio término, a sabiendas de que no le iría mejor integrándose a La Libertad Avanza, condición sine qua non que ponen Karina Milei y Santiago Caputo para competir juntos. Por eso la eliminación de las PASO, no sea cosa que en el futuro las quieran usar sus socios con ellos.

Podría reeditarse así la situación de 2005, cuando Néstor Kirchner dirimió con su otrora promotor, Eduardo Duhalde, la supremacía en el peronismo en esas elecciones. Se la recuerda como “la madre de todas las batallas” y tuvo como escenario la provincia de Buenos Aires y la elección para senadores, donde confrontaron Cristina y Chiche Duhalde. En CABA este año se votan senadores. El “tridente de hierro” piensa competirle al Pro con Manuel Adorni.

Milei, que hasta hace un tiempo definía a Carlos Menem como “el mejor presidente de toda la historia”, pero ahora reclama para sí esa condición, siempre quiso parecerse al riojano. Hoy pareciera querer parangonarse al santacruceño. (Parlamentario).

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