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OPINIÓN

4 de junio de 2019

La fórmula Fernández-Fernández

Un nuevo universo de sentido. En el mundo de las emociones primó la racionalidad política y el sentimiento. El sentimiento se diferencia de la emoción en que ésta última es intempestiva e irracional en cambio el sentimiento perdura en el tiempo y contiene una racionalidad

Por Guillermo Justo Chaves

A partir de la decisión de Cristina de Kirchner, en el mundo de las emociones primó la racionalidad política y el sentimiento. El lenguaje de las emociones que domina la producción de sentido común en todos los campos hoy en día, ya sea para elegir una marca o para tener un posicionamiento político, dio paso a la estrategia política signada por la racionalidad y el cálculo, pero apelando al sentimiento que no es lo mismo que la emoción.

El sentimiento se diferencia de la emoción en que ésta última es intempestiva e irracional en cambio el sentimiento perdura en el tiempo y contiene una racionalidad. El reencuentro de Cristina con Alberto tiene mucho de esto, donde tal como pasa en las mejores familias, los desacuerdos y las distancias pueden resolverse por la confianza y el afecto.

Hasta la decisión por parte de Cristina y la conformación de la fórmula presidencial existía un “status quo” en materia de sentido común. Ella ha roto con esa realidad y la misma está mutando. Quienes acompañamos debemos ser conscientes de ello. El dogmatismo para marcar algunas posiciones, la idea de unidad pero la que “yo quiero”, la idea de “grieta”, o el activo de “quien puede” sacar a Argentina de esta crisis, que pululaban en la escena política- ha sido modificado.

Hacia adentro del espacio opositor ha dado una lección acerca del concepto de unidad. Se hablaba mucho pero pocos buscaban la unidad con todos. Existía la idea de unidad con beneficio de inventario o con algunas exclusiones. El gesto pudo más que las palabras y ese mensaje gestual debe ser incorporado con convicción e inteligencia, si realmente queremos ganar en octubre para comenzar a cambiar Argentina. Hoy ya estamos unidos, tenemos que profundizar las coincidencias, que son la mayoría, y conversar las diferencias. La unidad en la diversidad debe ser nuestro activo y no una debilidad que pueda ser aprovechada por la línea de comunicación que intente imponer Durán Barba.

Al mismo tiempo, hay dos mensajes muy claros para quienes no nos acompañaron estos años, o le dieron su confianza a Macri:

El 10 de diciembre de 2019 luego del traspaso de mando comienza el fin de la grieta. Este gobierno ha fomentado y alimentado cotidianamente el odio en la sociedad. Al quedarse sin argumentos racionales ha profundizado la confrontación política. A la que se le suma la persecución y extorsión judicial. Macri, que entre todas sus promesas incumplidas sostuvo que venía a unir a los argentinos encontró en el odio, la división y la provocación su principal sostén para intentar ser competitivo, amparado por un fenomenal dispositivo comunicacional promotor de un “todos contra todos”. Quien busque un presidente superador de la grieta lo encontrará en Alberto F., y no en algún candidato alternativo o federal.

Vamos a salir de este laberinto porque ya lo hicimos en 2003. El sufrimiento cotidiano de los argentinos víctimas de la inflación (piso proyectado arriba de 32%), el aumento del desempleo con casi 240.000 pérdidas de puestos de trabajo, el desplome del salario real, de la actividad industrial, de la construcción, la imposibilidad de hacer frente al pago de tarifas, y el enorme endeudamiento externo son algunos de los datos que muestran el daño que ha generado Macri en estos años y los problemas a los que nos enfrentamos a futuro. Sin embargo en 2003, un equipo liderado por el entonces presidente Kirchner, secundado por Alberto F. inició un proceso de recuperación en el que pocos creían. Logramos salir del laberinto en el que estábamos y volveremos a hacerlo porque tal como repite Alberto cual mantra “sabemos cómo hacerlo”.

Siempre hemos escuchado hablar del “voto Cristina”, ahora los analistas completan con el “voto Alberto”. Lo cierto es que hubo una decisión política que no apostó al declive de un gobierno fracasado, sino que con iniciativa modificó el mapa, inauguró un nuevo universo de sentido y conformó una fórmula que, como en su definición química, “representan elementos que juntos hacen un compuesto”, o como ha dicho la Corte en fallo reciente, “constituyen una unidad”. Para que no queden dudas, una unidad indestructible y complementaria, la de “los Fernández”.

* Dirigente PJ - Grupo Callao

 

 

Fuente:ambito

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