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2 de mayo de 2023

La historia de la pareja fue devorada en seis minutos por un oso

Timothy Treadwell tenía 46 años, era un apasionado por los osos grises y pasaba largas temporadas viviendo entre ellos. La costumbre hizo que dejara a un lado las medidas de seguridad más elementales

 

Ambos tenían un campamento a orillas de un lago en Kaflia Bay, Estados Unidos y el objetivo era filmar la vida de los osos mientras se daba la pesca de salmones.

La pareja estaba a la espera de un hidroavión que supuestamente iba a pasar por ellos, pero un inconveniente con la aerolínea postergó la retirada.

La cercanía con los animales era cada vez fuerte, y el contacto entre ambos se tornaba peligroso.

En una situación de película y difícil de digerir, el día previo a emprender el vuelo de regreso, un oso despedazó a Timothy, ante la atónita mirada de su pareja.

Tiempo después y habiendo encontrado la cámara, los investigadores dieron cuenta que estaba grabando con la tapa del lente puesto y registró el audio de la catástrofe.

Durante los últimos minutos del relato que se puede escuchar en el video, el hombre grita desesperado: “¡Salí, me están matando!”. Acto seguido, Amie abrió la tienda de acampar para socorrerlo. La mujer gritó en un intento por distraer al oso, pero el animal prosiguió a morder la cabeza del hombre y lo arrastró bosque adentro.

Sobre el final de la fatídica escena, el hombre le pedía a gritos a su novia que golpeara a la bestia y ella usó una sartén. Según relatan las fuentes, ese fue el momento en que el oso la atacó a ella, porque se escuchan sus gritos desgarradores y el audio llega a su fin.

Una pareja aventurera

Timothy Treadwell nació el 29 de abril de 1957 en Long Island, Nueva York, Estados Unidos, como Timothy Dexter. Era el tercero de cinco hermanos y el que más problemas daba a sus padres Carol y Val. No estudiaba, tomaba alcohol sin medida y hasta llegó a chocar el auto de la familia. A duras penas consiguió terminar el secundario y a los 19 se marchó a vivir a Long Beach, en California, donde comenzó a trabajar en restaurantes. Descubrió que quería ser actor y buscó la manera de presentarse en los castings. Fue ahí donde adoptó el apellido Treadwell. Así llegó al casting de la exitosa serie Cheers, pero quedó segundo. El fracaso lo terminó de hundir. Fue promediando los años ‘80 que cayó en la cocaína y la heroína. Dos veces fue arrestado: por un asalto y por disparar un arma. Estaba tan mal que dormía abrazado a un M16. En un viaje alucinógeno con LSD, saltó desde un tercer piso. Tuvo suerte porque cayó en el barro. Dicen que después de una sobredosis fue rescatado por un veterano de Vietnam llamado Terry quien le habría aconsejado irse lejos de todo eso y dedicarse a la naturaleza. Le hizo caso y al ser dado de alta, comenzó a interesarse por la vida animal, los osos y la ecología.

Fue en 1989, con 32 años, mientras hacía un viaje en moto por Alaska, que tuvo su epifanía: un encuentro con un oso grizzly. Se miraron a los ojos (el animal ve mirada directa como una agresión). Sin embargo, el oso caminó a su alrededor sin hacerle nada y se marchó.

Luego de esa experiencia extrema se prometió que no tocaría nunca más las drogas ni el alcohol en su vida. Comenzaría una nueva etapa. Así empezó su camino como activista, defensor de esos animales y de su medioambiente. Era un autodidacta que quería defenderlos de los cazadores furtivos.

Los medios de prensa se acercaron. Estaban intrigados por este hombre demasiado “amigo” de los peligrosos grizzly. Discovery Channel se interesó por lo que hacía y dieron sus Diarios Grizzly. En 1994 la revista People también publicó sobre él.

Timothy tuvo varias novias, pero fue con Jewel Palovak, a quien conoció trabajando en un restaurante en Santa Mónica, con quien escribió su libro en 1997: Entre grizzlys: viviendo con osos salvajes en Alaska.

Al mismo tiempo comenzó a viajar por los Estados Unidos hablando de sus experiencias con los osos a los niños, en charlas gratuitas. Y fundó con Jewel una asociación, Gente Grizzly, para defender a estos osos y preservar su hábitat.

Timothy se enfocó en filmar la mayor concentración de osos grizzly en el parque Katmai donde se calcula que hay unos 3000. Pero la imprudencia regía siempre su conducta rupturista de las normas y despertaba resquemores entre los guardaparques. El activista jugaba con los animales, los tocaba… Era muy fácil enterarse de lo que hacía porque todo lo filmaba: tenía más de cien horas grabadas con sus interacciones.

Les había ido perdiendo el miedo y sentía que, por fin, estaba haciendo algo que valía la pena.

Novia deportista y conducta disruptiva

Por su parte, Amie Lynn Huguenard era de Buffalo, una ciudad norteamericana en el límite con Canadá, donde había llegado al mundo el 23 de octubre de 1965. Con su familia vivió en Indiana y desde joven demostró tener interés por la ciencia y la vida al aire libre. Estudió en la universidad de Alabama. Su trabajo como asistente médica en Aurora, en el estado de Colorado, lo completaba con su amor por el deporte: escalar y el ciclismo eran sus pasiones.

Fue en 1996 que conoció a Timothy en un consultorio en Boulder, Colorado. Tiempo después asistió a una charla que él dió. En enero del año 2000 le escribió una carta y lo que empezó como una amistad terminó en una relación que duró seis años, hasta sus muertes.

En febrero del año 2001 Timothy fue invitado al show de David Letterman en la CBS.

A quien le preguntara él le explicaba: “Los grizzly son mal comprendidos. Ellos pueden matarte con un zarpazo. Pero, en realidad, son muy tímidos con la gente”.

El mismísimo Leonardo DiCaprio contribuyó con la fundación sin fines de lucro Gente Grizzly con 25 mil dólares y, entre los fans de Timothy, estaba también Pierce Brosnan. Varias compañías lo sponsoreaban y se estaba convirtiendo en un personaje. Pero su actitud desafiante de las reglas generaba polémicas. Muchos se quejaban de él. Los guardaparques del Katmai referían que no respetaba las normas mínimas de seguridad. De hecho, entre 1994 y 2003, había violado no menos de seis. Entre otras: guiar a turistas sin tener licencia apropiada; acampar durante más de cinco días en el mismo lugar; almacenar de manera incorrecta los alimentos; tener un generador portátil, algo que está prohibido; acampar demasiado cerca de los animales, entre otras. Por otro lado, se mostraba tan confiado que ni siquiera llevaba un spray de pimienta para su defensa personal como estaba recomendado. Timothy decía convencido que no le parecía bien rociar a los osos con eso. Tampoco usaba el cerco eléctrico que otros estudiosos de osos ponen alrededor de sus campamentos para evitar ser atacados.

Él jugaba con la muerte y ¡hasta había dicho que terminar muerto en sus manos sería un honor!
La superintendenta del Parque Katmai, Deb Liggett, le había dicho que si no respetaba las reglas iba a pedir que le prohibieran la entrada. Pero Timothy no se inmutó.

Amie se acostumbró a su novio aventurero y, si bien al principio le tenía pavor a esas enormes criaturas de 500 kilos, en las últimas temporadas se había convertido en una buena compañera para Timothy. Se terminó adaptando y empezó a verlos menos amenazantes y más dóciles.

El 31 de enero del año 2003, Amie renunció a su trabajo en Colorado. Había conseguido un puesto de asistente médica en el Cedars-Sinai Medical Center de Los Ángeles. Estaba feliz porque ahora podía mudarse a Malibú, en California, para vivir con Timothy. Así lo hizo. Era una nueva etapa.

La pequeña casa estaba cerca de Zuma Beach y era una de las pocas posesiones de Timothy, quien no tenía auto porque era claustrofóbico. Prefería andar en su moto Honda Magna a la que llamaba “la gran máquina roja”.

Se acercaba el verano del 2003 y Amie, a pesar de su fobia a las arañas que había en el parque y que no podía tirarles insecticida por orden estricta de Timothy, lo volvió a acompañar.

 

 

 

Fuente:infobae/ambito

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