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TUCUMÁN

8 de julio de 2021

Casa Histórica de la Independencia: su arquitectura y cómo cambió con los años nuestra casa más emblemática

La Casa Histórica donde habría de jurarse la Independencia Argentina fue construida en Tucumán en la década de 1760 por el comerciante Diego Bazán y Figueroa. Su objetivo era entregarla como dote al matrimonio de su hija Francisca Bazán con el español Miguel Laguna

Era una edificación de estilo señorial, con un zaguán de entrada flanqueado por dos habitaciones que daban a un primer patio. Este, a su vez, estaba rodeado de habitaciones por los cuatro costados. Ese espacio se continuaba con tres salones principales, luego un segundo patio, rodeado por un tercer grupo de dependencias, destinadas al personal de servicio. El edificio carecía de ornamentos, a excepción de las molduras ubicadas a ambos lados de la puerta principal.

En 1810 la casa pertenecía a los descendientes de Francisca Bazán, y estaba habitada por Pedro Antonio de Zavalía, casado con Gertrudis Laguna y Bazán. Posteriormente la casa fue alquilada por el gobierno revolucionario, que la ocupó como cuartel para oficiales y tropa durante los meses que sucedieron a la Batalla de Tucumán. Luego, el propio Estado la asignó para las sesiones del Congreso, que funcionó allí entre marzo de 1816 y enero de 1817. Para una mayor comodidad de las sesiones, se derribó una de las paredes interiores que dividía dos de las tres salas ubicadas entre el primer y el segundo patio. Ese salón, así ampliado, cobijó a los congresales que el 9 de julio de 1816 declararon la independencia de nuestro país. Además, como un plus simbólico al solemne momento, se decidió cambiar el nombre de la calle donde se asentaba (Calle del Rey) por el que hoy tiene: Congreso de Tucumán.

Al trasladarse el Congreso a Buenos Aires, la casa fue devuelta a sus propietarios y destinada a diversos usos. Su propietaria por entonces, Carmen Zavalía, casada con su tío Pedro Patricio Zavalía, decidió demoler las construcciones del segundo patio, por el estado ruinoso en que se encontraban, y reconstruirlas en un estilo más moderno.

En 1869 la casa pertenecía a dos mujeres solteras, tataranietas de la primera propietaria. El fotógrafo Ángel Paganelli hizo algunas vistas de la propiedad, entre ellas la única fotografía del frente del edificio, que se muestra de mal aspecto pero conservando en relativamente buenas condiciones los detalles arquitectónicos. En la foto, ampliamente conocida, aparecen el conductor del carro que llevaba la máquina de fotos de Paganelli y su hijo, ambos sentados en la vereda frente a la casa.

Bajo la presidencia de Faustino Domingo Sarmiento (entre 1868 y 1874), la casa fue definitivamente adquirida por el gobierno nacional, que la destinó a edificio de Correos, anexándole posteriormente el servicio de Telégrafo. El lugar fue sede de las primeras conmemoraciones de la Declaración de la Independencia, que comenzaron durante la presidencia de Julio Argentino Roca, en los años 80 del siglo XIX. En 1893, siendo presidente Luis Sáenz Peña, se realizó por primera vez una conmemoración masiva con representantes estudiantiles de todas las provincias argentinas.

En 1903 (segunda presidencia de Roca), debido al pésimo estado de conservación, la casa fue demolida casi por completo. Sobre calle Congreso se edificó la sede de Correos de la Nación y la sede del Juzgado Federal de Tucumán, construcciones de estilo renacentista.

La única parte del edificio que fue salvada de la demolición fue el Salón de la Jura de la Independencia. En el año 1904 éste fue cubierto por un templete de ladrillos, con abundantes estructuras de hierro y vidrio, de estilo art nouveau. En ese pabellón, el gobernador Ernesto Padilla presidió en 1916 los festejos del primer centenario de la Declaración de la Independencia Nacional.

En 1941 (presidencia de Roberto Marcelino Ortiz) la Casa de la Independencia fue declarada Monumento Histórico Nacional.

Una comisión especial (formada por Ricardo Levene, Martín Noel, el arquitecto Mario J. Buschiazzo, y Alejandro Figueroa) estudió un proyecto para reconstruir la casa tal como era en los tiempos del Congreso de Tucumán. Una ley de la provincia aprobó esa obra, y se decidió que fuera dirigida por el propio Buschiazzo. Éste se basó en las fotografías de Paganelli de 1869 y en los planos levantados durante el proceso de su compra por el estado nacional. Durante las excavaciones previas a la reconstrucción se encontraron los cimientos de la edificación original. Eso facilitó la reconstrucción del edificio.

Las obras comenzaron en 1942 y fueron inauguradas el 24 de septiembre del año siguiente. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo a cada detalle del edificio original, utilizando el mismo tipo de ladrillos, tejas y baldosas.

Se omitieron las habitaciones que separaban el segundo patio del tercero, para facilitar la circulación y porque estos pertenecían a décadas posteriores al año de la Declaración de la Independencia.

El tercer patio de la casa fue reemplazado por un patio de inspiración más moderna. La mitad de éste hoy está ocupada por la Galería de las Placas, ofrenda de diferentes entidades públicas y privadas a la Declaración de la Independencia. La parte posterior es el Patio de Homenajes, abierto entre dos paredes, que contienen dos grandes altorrelieves realizados por Lola Mora. El fondo del patio está protegido por una alta reja ornada que da a calle 9 de Julio segunda cuadra.

En 1976 fueron adquiridos los terrenos colindantes del lado Norte, con el objeto de edificar allí algún tipo de edificio auxiliar del Museo que funciona en la Casa Histórica. Los proyectos no se concretaron, y años después se liberó ese espacio al uso público con el nombre de Plaza de los Congresales.

En la década de 1990 se realizaron algunas obras de mantenimiento, especialmente la limpieza de casi todas las tejas y el reemplazo de las que estaban rotas. Además se cambió el color de las aberturas de madera, de acuerdo con una investigación histórica que comprobó que el Congreso de Tucumán había ordenado la compra de pintura azul para todas las puertas y ventanas. Concretamente: las puertas y ventanas de la casa fueron pintadas de azul prusia, y los muros fueron blanqueados a la cal, representando los colores patrios establecidos por la Asamblea de 1813.

Actualmente la casa funciona como museo y es el centro tradicional de los festejos por la Declaración de la Independencia; la calle sobre la que se encuentra ha sido convertida en peatonal en una extensión de dos cuadras. El museo consta de nueve salas de exposiciones, en las que se exhiben muebles y vestuario de época, una reproducción ajustada a la disposición del mobiliario durante las deliberaciones, mapas, cuadros, una reproducción de la edición manuscrita del Acta de la Independencia y una reproducción de la edición impresa, en castellano y en aimara. También se exhibe una galería con retratos de los miembros del Congreso.

El edificio actual está formado por dos cuerpos principales, rodeando el primer patio. El primer cuerpo incluye la fachada, un zaguán y dos salones, uno a cada lado de la entrada. A los costados del primer patio existen dos cuartos del lado norte y dos del lado sur.

A continuación se encuentra el segundo cuerpo principal, dividido en tres salas; la mayor es la de las sesiones del Congreso, que es la única que se conserva del edificio original. Esta alberga el gran candil y la mesa que presidieron las sesiones. Las sillas que acompañan a la mesa también son de esa época.

A continuación sigue el segundo patio (o patio del aljibe), que contiene ejemplares de árboles de la región, además de habitaciones menores a ambos costados. El tercer patio incluye una última sala, la Galería de Homenajes en el lado norte, el muro de los altorrelieves y el mástil.

Fuente: Revista Arquitectura y construcción

 

 

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